Conoce como pocos argentinos la realidad política de Francia. En buena medida, ese conocimiento de primera mano no se origina sólo en su natural afición por las cosas de ese país. También contribuye a ello la experiencia que sumó hasta inicios del año último, cuando regresó a Buenos Aires luego de seis años como embajador argentino en París. Desde ese lugar, el diplomático Juan Archibaldo Lanús subraya las singularidades de la presente campaña electoral francesa."Estos comicios sólo se han basado hasta ahora en la personalidad del candidato. No se quiere hablar de lo que más importa y eso influye en la indefinición del voto. Ha habido una banalización del debate", comentó Lanús en un diálogo telefónico con Clarín.
—¿Qué significan estas elecciones?
— Bueno, Francia es un país que manifiesta en su historia una vocación de pensarse a sí mismo. Como pocos países, siente que tiene una misión. En estas elecciones se está replanteando ese debate sobre Francia en una situación de crisis y de cuestionamiento hacia la política que el país siguió en todos estos años.
—¿Y por qué es el cuestionamiento?
- Se debe a varias causas. Por el desempleo, por una reforma necesaria al Estado que tiene un altísimo déficit público, por las dificultades de la inserción de los jóvenes en el mercado de trabajo, fenómeno que en parte ha quedado expuesto en las violentas manifestaciones del año pasado, por el tema de la inmigración y la seguridad.
—¿Y cuáles son las propuestas que se han ofrecido?
Tres básicas. Una conservadora en términos franceses, que es la de Nicolas Sarkozy. Una socialista de Ségolène Royal, que intenta un cambio, terminar con la "tendencia monarquista", como ella dice, e introducir un nuevo enfoque. Y están los votos de Francois Bayrou, que buscó romper el círculo vicioso de esta alternancia en el poder entre la derecha y la izquierda de los últimos 25 años.—¿La preocupación por la seguridad explica el triunfo de Sarkozy?-Pero no es sólo el tema de la seguridad. Es el tema de la inmigración. En verdad, todos los últimos años se han quemado autos en los suburbios. No es de ahora el fenómeno. El problema podría resumirse así: durante el movimiento de 1968, los jóvenes querían cambiar el sistema. Ahora protestan porque están fuera del sistema. Muchos de los que no tienen trabajo son jóvenes con muy buena educación, bien preparados. El punto es que no hallan su lugar en la sociedad.
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